APOLO Y DAFNE

APOLO Y DAFNE
APOLO Y DAFNE

sábado, 19 de noviembre de 2011

Apolo y Dafne en la Literatura

GARCILASO DE LA VEGA SONETO XIII


A Dafne ya los brazos le crecían y en luengos ramos vueltos se mostraban; en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que el oro oscurecían; de áspera corteza se cubrían los tiernos miembros que aun bullendo estaban; los blancos pies en tierra se hincaban y en torcidas raíces se volvían. Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía este árbol, que con lágrimas regaba. ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño, que con llorarla crezca cada día la causa y la razón por que lloraba!

FRANCISCO DE QUEVEDO
A DAFNE, HUYENDO DE APOLO



«Tras vos un alquimista va corriendo, Dafne, que llaman Sol, ¿y vos tan cruda?
Vos os volvéis murciégalo sin duda, pues vais de el Sol y de la luz huyendo. Él os quiere gozar, a lo que entiendo, si os coge en esta selva tosca y ruda: su aljaba suena, está su bolsa muda; el perro, pues no ladra, está muriendo. Buhonero de signos y planetas, viene haciendo ademanes y figuras,
cargado de bochornos y cometas». Esto la dije; y en cortezas duras de laurel se ingirió contra sus tretas, y, en escabeche, el Sol se quedó a escuras.

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